Noticias julio 17 – agosto 2, 2024
PERIODO DE PURGAS POLÍTICAS EN EL REGIMEN SANDINISTA
Purga Municipal
Las recientes destituciones de alcaldes en Nicaragua reflejan una estrategia del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para consolidar su control. En los últimos años, ya suman más de diez alcaldes y vicealcaldes los removidos de sus cargos, en muchos casos sin un proceso administrativo transparente y al margen de las leyes municipales vigentes.
Justifican estos cambios bajo acusaciones de corrupción y malversación de fondos. Sin embargo, algunos sostienen que estas destituciones son parte de una purga interna para eliminar cualquier disidencia y asegurar la lealtad absoluta dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Lo cual se refuerza por la falta de transparencia y la ausencia de auditorías por la Contraloría General de la República.
Entre los casos más notorios se encuentran la destitución de Vilma Casanova, alcaldesa de Rivas, y Abiud Saballos, alcalde de Moyogalpa, quien fue destituido tras solo ocho meses en el cargo, en medio de denuncias de persecución política por parte del Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal (Inifom). Y la más reciente destitución de Otilio Duarte Herrera, alcalde de Siuna, supuestamente vinculado a corrupción y malversación de fondos sin autorización de los Ortega-Murillo. En este caso, se habría que iniciar un proceso judicial sin embargo éstos son inexistentes de forma previa o posterior, sin tener una base formal para argumentar la destitución de dichos funcionarios, el principio de debido proceso.
Estas destituciones no solo afectan la autonomía municipal, sino que también demuestran cómo el FSLN ha convertido a los gobiernos locales en extensiones del gobierno central, eliminando cualquier rastro de separación de poderes. Esta centralización del poder permite al régimen dictatorial mantener un control riguroso y constante sobre la población a nivel local, reduciendo significativamente la oposición en cualquier nivel del gobierno, lo que socava los principios democráticos básicos y la autonomía municipal.
Las destituciones de alcaldes en Nicaragua son una manifestación clara de la estrategia de Ortega y Murillo para consolidar su control, independientemente que sean del mismo partido político, el régimen continúa fortaleciendo su dominio sobre el país, sin la transparencia de procesos judiciales. Esta tendencia es preocupante y representa un retroceso significativo para los derechos políticos en Nicaragua.
Francisco Talavera en custodia
Francisco Orlando Talavera Siles, general de brigada retirado del Ejército de Nicaragua, fue arrestado en junio de 2024 bajo acusaciones de corrupción y lavado de dinero. Talavera está vinculado al caso de Juan José Montoya, ex Tesorero General de la República, detenido por desvío de fondos y creación de empresas para beneficio personal. La detención de Talavera se enmarca en una serie de arrestos de altos funcionarios y dirigentes del Frente Sandinista, reflejando continuamente la estrategia del régimen Ortega-Murillo para consolidar su control y eliminar disidencias internas.
La detención de Francisco Talavera Siles y su conexión con el caso de corrupción y lavado de dinero de Juan José Montoya resalta varios aspectos problemáticos del régimen de Ortega. Primero, revela una posible lucha interna dentro del Frente Sandinista; además, como el intento de Ortega y Murillo de consolidar aún más su poder, eliminando cualquier amenaza potencial a su autoridad. Por último, refleja la creciente paranoia y desconfianza dentro del régimen, promovido por el rechazo popular.
La ausencia de auditorías y procesos administrativos sugiere que las acusaciones podrían ser herramientas políticas más que como verdaderos esfuerzos por erradicar la corrupción. Lo cual hace que disminuya la confianza en el sistema judicial y en las instituciones públicas del país.
La eliminación de figuras históricas del sandinismo no solo muestra la consolidación del poder de Ortega y Murillo, sino también el desmoronamiento de la cohesión dentro del partido, lo que podría tener repercusiones significativas para la estabilidad política a largo plazo en Nicaragua.
¿Mejora o riesgo con los constantes cambios en la Política Exterior?
Desde inicios de 2024, ha habido numerosas remociones y nombramientos en embajadas clave. Por ejemplo, en marzo, se realizaron 15 movimientos en el servicio exterior, incluyendo el nombramiento de Daysi Torres como embajadora ante Venezuela, la designación de Consuelo Sandoval como embajadora en Panamá, el nombramiento de Ramón Alberto Moncada Colindres, como embajador en Siria, así como los 5 diferentes embajadores en Cuba en el último año y medio.
Con la reciente destitución de una figura leal a la vicepresidenta Rosario Murillo, Arlette Marenco, quien tenía los cargos de Vicecanciller, secretaria de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores y ministra asesora del presidente de la República para las Relaciones Internacionales, así como la destitución de su esposo, también funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. No solo enfrentaron la destitución sino también prisión, con acusaciones de corrupción y mala administración. Esta destitución en específico es un reflejo de una estrategia del gobierno de Ortega para manejar las críticas internas y externas sobre la corrupción. Este tipo de acciones, si bien pueden limpiar la imagen del gobierno a corto plazo, a menudo generan más desconfianza en la administración y cuestionan la verdadera intención detrás de las reformas.
Los cambios constantes en la cancillería reflejan esa incesante estrategia para mantener el control total sobre las relaciones exteriores del país. Estos cambios frecuentes se caracterizan por la rotación rápida y frecuente de embajadores y otros funcionarios diplomáticos, lo que genera críticas y preocupación tanto a nivel nacional como internacional.
Esta práctica de nombrar y remover funcionarios con tanta frecuencia es vista como una forma de garantizar la lealtad absoluta al régimen. La diplomacia requiere estabilidad y continuidad para construir relaciones efectivas y duraderas con otros países, sin embargo, esta táctica impide que los diplomáticos establezcan vínculos significativos en los países, lo que podría estar previniendo presiones internacionales contra el gobierno de Ortega por violaciones a los derechos humanos.
Lo que es indiscutible es que estos cambios reflejan que la lealtad política prevalece sobre la experiencia y la estabilidad en el servicio exterior, afectando negativamente la eficacia de la diplomacia nicaragüense.
Además, los nombramientos de personas cercanas al círculo de poder muestran una tendencia hacia el nepotismo. Esto no solo compromete la calidad de la representación diplomática, sino falta de transparencia y de la integridad del gobierno.
Ortega y Murillo, aliados de Maduro en la Crisis Venezolana
Daniel Ortega y Rosario Murillo no dudaron en felicitar públicamente a Maduro por su reelección, reforzando los lazos de amistad y cooperación histórica entre Nicaragua y Venezuela. También reafirmaron su apoyo a Nicolás Maduro, describiendo los intentos de destituirlo como un Golpe de Estado. Ortega denunció la interferencia extranjera en Venezuela y subrayó la solidaridad de Nicaragua con el gobierno de Maduro, considerando estas acciones como un ataque a la soberanía de Venezuela.
Este apoyo viene de que Ortega y Maduro comparten una postura antiimperialista, rechazando lo que consideran intentos de control externo por parte de países como Estados Unidos.
Este apoyo de Ortega fortalece la alianza entre Nicaragua y Venezuela, consolidando un bloque de resistencia en América Latina contra lo que perciben como injerencias externas. Sin embargo, esta postura de Ortega puede aislar aún más a Nicaragua en la comunidad internacional, agravar la situación económica y diplomática, aumentando las dificultades internas. Al alinearse con Maduro, Ortega parece estar apostando por la supervivencia de un bloque político en la región, pero a un alto costo potencial para su propio país.
Además, el respaldo a un régimen tan cuestionado como el de Maduro puede afectar negativamente la percepción de Ortega tanto dentro como fuera de Nicaragua, con las críticas sobre autoritarismo y represión.
Murillo y Ortega, en un comunicado oficial, consideraron que estas manifestaciones son un “nuevo intento de golpe de Estado” contra Nicolás Maduro, alineándose completamente con el discurso del presidente venezolano. Afirmaron que la oposición venezolana y los gobiernos que exigen transparencia electoral están conspirando para desestabilizar a Venezuela. Calificó estos movimientos como actos de “odio” y “fascismo”, responsabilizando a las “potencias imperialistas” por provocar el descontento popular.
Esta actitud muestra un claro desprecio por las demandas legítimas de transparencia y democracia, etiquetando cualquier oposición como una amenaza al poder establecido. También, al descalificar las protestas como actos de odio y fascismo, Murillo y Ortega intentan deslegitimar a los movimientos opositores, tanto en Venezuela como en Nicaragua, lo que puede justificar una mayor represión interna.
Esta estrategia de Murillo no solo socava los principios democráticos fundamentales, sino que también agrava la polarización y conflictos en la región. En lugar de abordar las preocupaciones sobre las elecciones, se recurre a la conspiración, lo que puede tener consecuencias negativas para la estabilidad y la cohesión social en ambos países.
- https://confidencial.digital/politica/alcaldes-y-vicealcaldes-del-fsln-purgados-en-nicaragua/ ↩︎
- https://100noticias.com.ni/politica/132844-detencion-general-retirado-francisco-talavera/ ↩︎
- https://redvolucionmedia.com/cancilleria-de-nicaragua-informa-sobre-cambios-de-representantes-en-embajadas/ ↩︎
- https:/vozdeamerica.com/a/nicaragua-daniel-ortega-venezuela-nicolas-maduro/5156844.html ↩︎